jueves, 8 de mayo de 2014

Insomnio


Bueno. ¿Y es que acaso no se va a presentar, intruso? No, no tiene porqué ofenderle tal adjetivo. Intruso, es la palabra adecuada para referirse a aquellas personas  que hacen presencia en un evento sin ser invitadas, por mencionar un ejemplo; claro.
Pero dejémonos de formalismos y de cómo llamarnos a quien por tal cual.
Lo que me interesa es el objetivo de su llegada. No lo tome a mal, no es que me disgustan las visitas, de ninguna manera. Las nuevas personas son sin duda nuevas experiencias.

El hombre con experiencia siempre es mejor que el carece de ella. Pero, hay algo que falla en esa lógica. Como vera no todo es hermoso. No todo es blanco como el color de una preciosa nube puesta a manera celestial en un lindo azul cielo. Algo que usted, quizá, debe apreciar en  alguna tarde de verano cuando al mirar a su alrededor, reflexiona en todos aquellos detalles diminutos que hacen de la vida mejor. Pfff, pamplinas. Estará de acuerdo  conmigo en que un mundo así, aunque "bueno", es  mediocremente vacío.

Ahora, quizás, por su mente pasan dos pensamientos. El primero seguramente trate sobre el cómo un tipo como yo puede pasar tan de prisa un punto a otra sin terminar alguno. Lo mismo me pregunté yo cuando vino un antecesor suyo. Y estoy seguro que me preguntare lo mismo cuando venga el sucesor. Lo segundo tal vez no tenga importancia. Y no la tiene, por que una corazonada me dice que el primer punto trajo más dudas y bloqueo al segundo. Cabe también la posibilidad, que la no existencia del segundo punto, desde un principio, haya acarreado más dudas a su mente, acerca de a cual segunda cosa me refería yo. Lo gracioso de esto es que nunca lo
Sabremos jajá. ¿No es gracioso señor intruso? Debe admitirlo, desde luego.
Y si eso no le divierte, siempre hay la posibilidad de entretenimiento en pensar en posibles soluciones a las previas cuestiones generadas.

Y todo por un segundo pensamiento posiblemente inexistente. En la que la posibilidad de su existencia radica en la probabilidad de una implantación, digámosla así.... ¿Por un intruso? Factiblemente aceptable, ¿No?.

Preguntas, preguntas y más preguntas. ¿No adora esa sensación? La misma que siente cuando por la noche un leve, pero constate murmullo lo mantiene en la vigilia. Es inaudible para sus oídos, pero insoportable para su cerebro. Se llama pensamiento. Y el pensamiento es provocado por la acción de pensar. El pensar nos hace mantenernos despiertos. El pensar nos hace sentir. El pensar nos hace ser. ¡Oh si señor!, yo adoro ser.

¿Sera usted el implantador o lo seré yo?, ¿Sera el cambio provocado por su visita bueno o malo para el evento magno de un hombre, ese al que se le llama vida?, ¿Sera o no será?

Si el cambio es malo me divertiré  superándolo. En cambio, si es bueno, tendré trabajo por hacer destruyéndolo al desear uno nuevo.

¿Siente eso? es el murmullo de nuevo, tan rápido que no lo entiende, como algo nuevo, como alguien que no se a presentado...  Siempre estuvo ahí ¿no? Buen truco.

¿Puede escucharlo? Esta haciéndolo dudar acerca de que es bueno y de que es malo. De que quiere y que es recomendable desear. Siempre un sí y un no.

Bueno, señor, comprenderá qué por tales motivos su visita intrusoria es desde luego aceptable.
Y hasta podría decir deseable. ¿Puedo apostar ya? o ¿tengo que seguir esperando?.

Soy humano y, se supone, debo actuar ya. Aun y cuando mi inacción pase desapercibida por el nublamiento de lo real a causa una perspectiva de obvia indecisión. Pues, hasta en ese punto los jugadores pueden formar parte de un juego. El nacimiento es el pase al juego. Juguemos entonces.

Dios no puede jugar. Él no puede apostar. Él ya lo sabe. ¿Qué sentido tendría simular el que se acepta algo en la toma de una decisión cuando las circunstancias causadas por el mismo sujeto que decide lo obliga a tomar un camino para llegar a un punto que fue puesto por la misma persona que decidió ir?. Una vez más, irónicamente divertido. Pero no tanto para el pobre hombre "decidido" que cruzo en vano todo el recorrido.

Bah, es Dios un aburrido. Un amargado que no quiere divertirse con lo que hizo simplemente por qué ya conoce el futuro y la consecuencia de toda acción. Bah. Que paisaje tan gris es en el que vive Dios.

Yo desde luego como el humano que soy me aventurare en la búsqueda de la verdad, porque yo no la conozco. Respirare hondo y empezare mi camino, porque claro; ¡Yo puedo decidirme por uno! Y ya veremos que nos depara el futuro. Un futuro que finaliza al completar la meta. Al obtener el tesoro al final del arcoíris. Un futuro con el que me hare ilusiones y me decepcionaré al darme cuenta que no fue como esperaba cuando acepte el iniciarlo. Pues ahora me hace desear una nueva cosa y debo tomar más decisiones al responderme nuevos titubeos para complacer mi sed de acción. O puedo no hacerme ilusiones y tomar el camino de la inacción y ser desdichado cuando me dé cuenta que el antes nebuloso y violeta futuro es ahora obvio por el reluciente y amarillo trofeo y es que brilla igual que los trofeos ya ganados. Puedo quedar satisfecho con esa deslumbre amarillo al no darle importancia.

Aceptar la mediocridad de la paz o el inútil entretenimiento de la guerra.

¿Sigue pensando que Dios no se divierte con su creación? Jajá yo digo que debe ser muy cómico ver a un hombre confundido.